Dos síntesis para un mundo nuevo:
Primera síntesis:
El caos
brota como tormentas de vientos huracanados, todo es ruido de soberbia
vibración, es el fin de todos los tiempos, es el aullido del desorden, de la
brutalidad y del aturdidor galope del vacío. Lo que no hay no alcanza, lo que
pudiera haber ni siquiera existe, el mundo se agolpa a la puerta de mi cuerpo
con el sólo fin de destruirme, de negarme. La primera síntesis padece de una
angustia inagotable, persistente, mientras el caos desarma el mundo como un
castillo de cartas.
Segunda síntesis:
Caen uno a uno los planos, los tiempos y finalmente los espacios, se
produce en mí una leve mueca que denota mi simpatía, aunque sin embargo yo ya
no existo, ya soy parte del universo colapsado, revuelto. Un tierno suspiro, y
el gris aparece como en un entrecerrar de ojos, el punto magnifico de toda
existencia, algo que recién comienza, algo que ni empezó, se traza el diagrama
y la matriz no ha sido aún preparada, todavía no hay cielo y tierra, todo ha sido
allanado en la primera síntesis, pero una contracción imagina una repetición y
de repente surge algo, el comienzo de un nuevo mundo, un juego de espejos, una
mirada del sentido, un mundo nuevo (el único) que se va creando, no hay conciencia,
sólo desplazamiento.
En ese
momento, y sólo recién ahí, mi pincel toca el lienzo.
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