Debo morir
Escribo porque debo morir, a modo de testamento. Debo morir porque nunca seré la otra cara de la moneda, debo dejar todo lo que me pasó como un trago amargo de la existencia y simplemente desfallecer, desaparecer… por romper con mis propios valores, por construir una basura con el oro. Debo no estar, debo morir. Si alguien escucha la pálida voz que suspira mi muerte, que la niegue tres veces antes de entenderla. Mis errores son condenas: la perdida de mi voluntad, el extravío de la razón, la perdida de los valores…merece todo yacer acá, dejarme y olvidarme. Estoy acostumbrado, lo hice toda mi vida, siempre fui el mejor para olvidarse de mí, aunque hubo otros que lo hicieron mejor que yo.
Ya no puedo, he llegado a un límite, mi prosa delata la necesidad de un fin, debo morir. Lo que quede detrás es solo carne podrida del errar, de lastimar, de arruinar…lo que vendrá ya no me importa, sino solo en la medida que vendrá. Este olor a flores marchitas de tumba me llama, debo enterrar el cadáver de mis angustias, debo ver la decepción en los ojos de mis seres queridos, debo dejar de lamentar para poder desaparecer. Hay que silenciar el corazón sombrío, acallar los sentimientos profundos que llevan a mantener en pie a un cuerpo repleto de llagas producidas por el ardor de una joven vida.
Me presento frente a mi condena y orgulloso la valoro, merezco el peso del olvido.
Debo morir, solo así podré nacer de nuevo.

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